Por qué no hay que destruir la escuela

 Por qué no hay que destruir la escuela

El vídeo de Cuando se educa en casa[1] muestra la práctica de esa cuestión que planteaba en mi segunda aportación, que una mejor educación individualizada y en el hogar tiene que ver con los recursos y una situación familiar propicia. El vídeo te da la sensación de que esa forma de educar ridiculiza o deja por los suelos a la estandarizada y generalista; y, seamos sincero, es así y no se puede negar. A muchos nos gustaría poder educar así a nuestros hijos y, queriendo ser profesores como pretendemos con el máster, también a nuestros alumnos. Vayamos, como Jack el Destripador, por partes…


Empecemos con cómo podríamos llevar un sistema similar al home school, término con el que da nombre la madre a esta forma de educación. De primeras habría que establecer un sistema de aulas pequeñas con pocos alumnos, incluso menores de las que se plantearían ahora con la pandemia del coronavirus. Es más, la pandemia ha mostrado los defectos y lastres del modelo: los medios educativos de las familias, que podían no tener internet o material escolar o académico para la educación de sus hijos, la problemática del tamaño de grupos y el ratio profesor-alumnos, con motivo de gestionar el contagio y que en realidad personaliza más la enseñanza, o la cuestión de con qué medios electrónicos se cuentan por escuelas y profesores para esos alumnos.

Era evidente, pero ahora es un problema, y antes no; se les llamaba de todo a los profesores durante la pandemia, y ahora son héroes. No es que el profesorado sea un problema, es que estamos banalizando la cuestión. No quieren ser héroes, como tampoco los sanitarios, sino quieren ser buenos profesionales con medios. Más allá incluso de la remuneración, otra cuestión que se puso en la pesa con los sanitarios: medios hablando de los bajos salarios y proponiendo subidas a los sanitarios, otros medios hablando de privilegios y altos salarios manipulados conscientemente y coaccionando al ciudadano para reducir servicios públicos. A lo mejor no habría que ir hacia lo superficial, sino a lo que ha de ser lo sustancial: la situación en el aula, mediocre y enervante.

Por otro lado, para dar una evaluación al alumnado impuesto por la sociedad y dentro de una jerarquía escolar, tenemos un curriculum y un calendario que delimitan el contenido y los tiempos. En un ambiente como el visto no hay esos límites tan cerrados, de forma evidente; porque algo que no se muestra excesivamente es que tienen una escuela privada online que sí da un marco curricular, en una gran libertad sí, pero concedida por recursos familiares y económicos. Si queremos exigir un cambio metodológico habría que cuestionar todo el esquema de trabajo de la escuela. Reformarlo a medida de uno así, sería tan radical que harían falta varios procesos de transformación. Eso es un problema también del sistema: la falta de flexibilidad de todas las etapas docentes, desde primaria hasta la Universidad. Con la pandemia ha habido un gran enorme malestar de las Universidad con el peso de trabajos y de carga lectiva, la manera de examinar, etc. en España: varios días con tendencias de la UGR (#vergUGRenza) o la propia UVa (#laUVaNORESPONDE). Quizás lo que planteamos en este lugar debería ser puesto en práctica… ¿Somos productos de nuestras quejas? 

Ahora, viendo qué difícil sería adaptarlo, también hablemos que cuál es el medio para conseguir este resultado ideal, que luego diré qué no es tan ideal… Un claro y evidente valor a tomar cuenta es reducir el ratio profesor-alumno. Que el profesor en el espacio limitado tenga tiempo y dedicación para dar una materia o conocimientos de la forma más eficiente. Habría que preguntarse de igual forma si reducir también reduce la sociabilización, la comunicación… ¿Podríamos plantear un aula mayor con más profesores? Sí. Estamos cuestionando ya otro modelo: el del aula. El quién da la clase, en qué área. Y esto es difícil de dirimir. Si aceptamos aulas pequeñas con profesores dedicados, podemos preguntarnos hasta qué punto el modelo de asignaturas muy delimitadas si son útiles. Plantear estas dudas nos haría replantearnos todo el sistema educativo; algo imposible para un día.

Un asunto que me parece central es el de los medios bibliográficos, la biblioteca, y que destaca en el Libro Blanco de J. Marina y otros (2015). Para poder resaltar la investigación como trabajo y como descubrimiento, medio de aprendizaje y para aprender a investigar. Si queremos que sean independientes y críticos, que sepan informarse e investigar, necesitan medios: o les damos medios físicos bibliográficos, o medios informáticos y digitales. Si no, los profesores tendríamos que tirar de medios tradicionales que son muy limitados, o incluso la vía no legal de la pirata… La escuela se tiene que adaptar y servir de pilar para el mundo universitario. Necesita medios y personal más allá de profesores de un curriculum y asignaturas y otro personal no docente que olvidamos, personal de limpieza y mantenimiento, que sin ellos tampoco existiría.

Pero, pasemos al modelo que vemos en el vídeo, vamos a hablar de ciertos aspectos que deberíamos criticar. De primeras algo que ya he dicho, los niños obtienen títulos y son ayudados por una escuela privada: no todos pueden pagarse una escuela privada y unos medios bibliotecarios como hemos visto. Yo me siento feliz de haber podido obtenido, poco a poco, una gran biblioteca, sobre todo desde la Universidad. Mi infancia la pasé en la Biblioteca Pública de Valladolid y de ahí mi apoyo a una unión de bibliotecas y el sistema educativo, al igual que entre Universidad, investigación y secundaria. Es decir, la capacidad de un home education es posible a un nivel socioeconómico, y una formación. Eso último es otro tema: ¿realmente está formado cualquiera? Ella argumenta que favorece su labor de investigación y es lo más importante, pero creo que, también, es porque tiene el apoyo externo de toda una escuela privada. Puede tener una formación, no lo niego, pero el profesor-tutor-maestro es necesario. No hablo extensamente de la sociabilización que se da en la escuela, a través del debate y del trasvase de conocimientos de forma cooperativa, el cual apenas se da aún en la escuela…

Su defensa de este sistema es para unas personas, con un nivel concreto, al que no todos pueden optar. Critica el sistema educativo y el fracaso educativo con la facilidad de quien ha podido optar por una educación privada, no nos engañemos. Esta modalidad de educación es posible como otros alternativos que se podrían dar en los privados; la cuestión es quién lo paga y quién lo puede recibir. No es equitativo y es injusto socialmente, a pesar de que no negaremos la otra parte: es más exitoso, es mejor para los niños/as y adolescentes, y permiten una idea de lo que podría ser una educación a futuro. Salvemos las cenas, era salvar las mentes de niños/as y adolescente, pero no todas las familias son iguales ni pueden dar a su descendencia una educación como la que podríamos darle en un buen sistema educativo…

Nuestro sistema educativo podría caerse a trozos, pero es mejor que querer destruirlo sin más. Eso sería una vuelta a la realidad del s. XIX, que podría ser lo que desearan algunos. La educación reglada, gratuita y obligatoria ha permitido a muchas personas salir del pauperismo y de la desidia. El saber no nos salvará, como esperaban los cristianos —tirando la pelota hacia su propio tejado—, a veces siquiera libres, sino que nos hará con herramientas para ser libres o, al menos, cuestionar, y en menor medida, construir el mañana. El que sea.


[1] https://www.youtube.com/watch?v=dLSDL6xI9eo&ab_channel=lainformacion.com

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