Propuestas para no quedarnos pegados a la silla
Propuestas para no quedarnos pegados a la silla
Me es muy difícil imaginar una actividad en la que todos,
poniendo a este grupo el de clase nuestra como ejemplo, pudiéramos estar
encantados de participar. Es posible que con la información que damos en cada
sesión, al presentar los blogs o en los mismos, tendría alguna idea de los
intereses de cada uno y podría realizar una valoración. Al repasar durante
estos días los blogs he encontrado muchos asuntos en común, y eso me acerca a mis
compañeros. Por eso voy a decir que esta experiencia tiene una utilidad desde
mi perspectiva muy buena, si se fomenta la participación; el principal problema
es el tiempo en gran medida, la falta de él en este máster y en estas
circunstancias, en que algunos compañeros trabajan, compaginan estudios, el
estrés que apenas se trata, etc. Hoy con los comentarios me he acercado a los
compañeros como nunca: la distancia de la red siempre me ha ayudado, he de
confesar, por mi condición, mi trastorno.
Tengo que decir, pues, esta experiencia podría ser llevada
para hacerla en un aula de secundaria. Pero no todos tienen internet en sus
casas, o los medios y circunstancias idóneas... En cambio, con otra asignatura
he pensado, durante la elaboración de mi trabajo para la asignatura de Aprendizaje, en varias tareas dentro del
aula que podrían dar a sociabilización, pensamiento crítico y crear
participación en el aula. Creo que la principal tarea del docente es formar
preguntas: de ahí la Filosofía, que creo que es base para la enseñanza, fundamentada
en la búsqueda del conocimiento, replantear la realidad y reflexionar sobre la
vida misma. En ese sentido, la adopción de un método dialéctico de lanzar
preguntas y cuestionar al alumno para que sepamos qué sabe, cómo lo sabe y qué
puede hacer con ese conocimiento.
En mi asignatura, Geografía
e Historia me gustaría fomentar esa participación mediante debates en mesas
redondas ya que la propia parte de Historia es proclive a la reflexión, de
desde muy distintos enfoques, incluso el misterio —llegándose a comparar la
investigación histórica con la policial—. Se podría plantear hacer mediante un
juego de roles de enfrentamiento de «a favor» o «en contra» (dualista y
dicotómico), que no me gusta para el aula, típico de USA[1],
o adaptar éste, como propongo, en el que todos participen como iguales y puedan
debatir con distintas maneras de pensar al modo de una Mesa Redonda. El
profesor tendría que ser quien sepa manejar y orientar. Se podría realizar a
través de la investigación propia de un tema, o a través de la lectura de unos
textos, que va a ser mi propuesta (o una de ellas) para esa asignatura (ya lo
adelanto, sorry —spoilers—).
Pero hay que proponer participación dentro y fuera del aula.
El cuestionar la realidad entra en juego la política,
la vida pública. Habitualmente unimos política con ideología: no es lo mismo,
aunque tengan relación. La política se
encuentra en cualquier discusión sobre lo público y, aunque parezca extraño, lo
privado, entendido como cuestión social que afecta a la comunidad, ya sea la
violencia de género entre parejas de alumnos, el ataque o discriminación a
alumnos LGTBI por parte de sus propios padres, etc. En ese sentido amplio
tenemos que ser ciudadanos y tener interés por la política: o seremos unos idiotas en su sentido original, aquel
que se desatiende de lo público. Es decir, aquella palabra era un insulto para la sociedad
griega por no estar conocedor de lo que sucedía a su alrededor. A lo mejor estamos
equivocados como sociedad con lo que estamos haciendo.
Para solucionar esto, en lo exterior al aula, tendríamos que
de primeras defender el sistema público de Educación, desde mi punto de vista,
de forma colectiva: no solamente políticamente, sino participando en la
relación que tendremos como padres (si lo somos o seremos) en esa escuela. Los
profesores son trabajadores pero también seres humanos, con pros, contras y
opiniones políticas e ideológicas muy distintas. Deberíamos fomentar una
relación abierta con la escuela, permitiendo el debate, la libertad de
expresión y no la imposición (que hacen políticos y/o padres o madres) de sus
propios valores como únicos o como pretendientes a propietarios de sus hijos.
La pedagogía crítica supone una relación política y pública de la escuela o el
instituto, no de hacer de la enseñanza una teología de saberes técnicos. De ahí
que la vida social de la escuela tiene que ver con cómo, quienes están dentro,
se relacionan. He de decir ahora, soy culpable muchas veces de mi propia
desafección a relacionarme con los demás… Mi defecto lo expongo, y tendré que
tomarlo en cuenta para cambiar.
Una propuesta para tender puente es que los padres pudieran
ver estos métodos del aula y que pudieran participar en la propia aula, como
uno más, que también pueden aprender y enseñar, cooperar en el aprendizaje que
se da en la interrelación profesor-alumno. Claro, es muy difícil en las
circunstancias: padres sin tiempo, trabajando, cuidando, etc. ¿Podríamos lanzar
alguna actividad innovadora donde los profesores sean nuestros alumnos y los
padres sean los que aprendan, como un juego de rol, en algún momento donde
ellos tengan tiempo? Que comprueben los padres lo que aprenden sus hijos, cómo
lo ejercitan en público su saber, y que sepan lo que supone estar en un aula,
en condiciones a veces no muy agradables, por desgracia, para sus propios hijos,
como estar pegados horas a la silla. Que empaticen con profesores y alumnos, al
mismo tiempo. Cuanto menos me parece divertido… Un experimento social.
No sé qué os parece a vosotros…
[1] Es la propuesta que expone desde la Universidad de Málaga: León Vegas, M., «La Edad Moderna a debate: la oratoria y la discusión como método de aprendizaje», en: García González, F.; Gómez Carrasco, C.J.; Cózar Gutierrez, R.; Martínez Gómez, P. (coords.), 2020: La Historia Moderna en la Enseñanza Secundaria. Contenidos, métodos y representaciones. Ed. Universidad de Castilla-La Mancha. Cuenca.
¡Hola Samuel! Me ha parecido un gran post. Está muy bien redactado. Estoy de acuerdo con todo lo que hablas y me parecen propuestas muy interesantes.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Hola María. Muchas gracias por pasarte.
EliminarUn saludete de Samuel.
Curioso cómo cambian las connotaciones de las palabras a lo largo de la Historia (e interesante descubrir estas cosas leyendo tu blog) Creo que la propuesta de hacer debates en clase de historia es muy buena. No recuerdo a ningún profesor de Historia en mi instituto que lo hiciese. Seguro que ayudaría un montón para que los alumnos retuviesen más información recordando sus reflexiones de clase. Ojo con los experimentos sociales que luego pueden acabar como la película "El experimento" (basada en un hecho real)
ResponderEliminarUn saludo compañero!
Hola Blanca. Gracias por tu comentario¡¡¡
EliminarEl cambio semántico o de los significados de las palabras, la parte filológica vamos, tiene una gran relevancia con el paso del posmodernismo en las CC.SS. Saber que las palabras no significan siempre lo mismo es importante, no sólo por el contexto cultural o idiomático distinto. En la Filosofía pasa igual: la arjé o principio de vida puede ser entendido de distinta manera, como que nace del agua o el fuego, y en Aristóteles es la teoría del motor que va a tener gran trascendencia en el pensamiento cristiano. Por eso el leer y leer textos de otras épocas, que es otra gran cuestión en el aula y las clases de Historia.
Hablando de arjé y filosofía, me parece muy importante unir materias y contenidos, sobre todo importante al empezar al hablar de ciencias naturales desde las CC.SS., que parecen enemigos, ya sea para negarse cientificidad o enfrentamientos banales. Los grandes avances técnicos están en relación al conocimiento científico: ya sea la astrología o la geografía (llamada cosmogafría o corografía en la época) para los viajes náuticos entre la Baja Edad Media y la Modernidad, ya sea la transformación del carbón para la obtención de energía que mueva vehículos.
Para la Historia del s. XIX es evidente que no se pueden separar, pero se olvida al hablar de cómo se concebía la medicina, por ejemplo. Es más, la Historia de la Ciencia (y con razón) la suelen llevar gente de las ciencias naturales, como físicos, biólogos, etc. porque el conocimiento teórico es bastante deficiente en una carrera que hemos orientado a las Letras. Yo como no he tenido un gran conocimiento teórico-científico (entendido Ciencia en ciencias naturales, como entendemos hoy día popularmente), al final he acabado por irme por las ramas como la literaria. Mi TFM es sobre picaresca y pobreza, literatura e historia.
Ya me he ido yo por las ramas con la contestación... No sé qué es El Experimento, pero no sé si te refieres a La Ola, que también lo fue un experimento real. Ah, vale, creo sé lo que dices, ¿puede ser el experimento entre carceleros y presos?
Un saludete de Samuel.
Siempre me ha interesado la Historia, y en el instituto tuve relativamente buenos profesores. Pero esa idea de hacer debates en las clases, me parece genial.
ResponderEliminarMe encanta cómo está escrito tu blog, y cómo intentas meter un poco de historia en cada entrada.
Saludos!
Hola David. Muchos gracias por pasarte. Eso intento, meter esa historia poco a poco, con Filosofía o Literatura. Un saludete de Samuel.
Eliminar¡Hola, Samuel!
ResponderEliminarTus propuestas son muy creativas e interesantes, ¡no estaría nada mal poder experimentarlas en el aula!
Nos leemos en los blogs :)